Desde hace años se habla mucho de alimentación sana, natural y biológica, evitando alimentos transgénicos, llenos de aditivos y conservantes. Prestamos mucha atención a la lista de la compra seleccionando lo que creemos más saludable para nuestro organismo.
Pero quizás no estamos tan atentos al estado de nuestra boca, puerta de entrada de todos esos alimentos. En la cavidad oral existen cientos de tipos de bacterias que en estado de salud se encuentran sin producir patologías, pero si descuidamos nuestra higiene y alimentación pueden multiplicarse generando caries y enfermedad de las encías.
Otro de los elementos que podemos tener en la boca son las amalgamas de plata con mercurio, material de elección por muchos años para elaborar los empastes en España y en todo el mundo. Estas contienen 50% mercurio, 30% plata, y el 20% restante de otros metales.
Existe controversia sobre este tema, por lo que la regulación es diferente según los países
La amalgama de plata fue el material de elección durante años porque soportan altas condiciones de humedad dentro de la boca durante su colocación. Ahora en cambio los empastes blancos de composite deben colocarse en condiciones totalmente aisladas de humedad con dique de goma idealmente.
Profesionales con los que colaboramos de una manera interdisciplinar, nos han alertado sobre las consecuencias de tener amalgamas de plata en boca, así cómo de los riesgos en su retirada. La corrosión de la saliva, la masticación y el cepillado dental van eliminando una cierta cantidad de esos elementos metálicos que circularán en el organismo.
Nuestros pacientes y nosotros mismos podemos estar intoxicados por ese mercurio. Este metal ha sido acusado de ser un agente tóxico que causa alteraciones graves de la salud, tales como esclerosis múltiple, Alzheimer, encefalitis miálgicas, epilepsia, etc.
La Comisión Europea para la Salud y Protección del consumidor comunicó en 2008 que no existía ningún riesgo por usar este material de restauración. La Administración americana para la alimentación y drogas (FDA) no encontró razones para limitar el uso de la amalgama. Concluye que son seguras para adultos y mayores de 6 años. Pero algunos grupos les pidieron nuevas investigaciones. En 2010 el Consejo de Dentistas Europeo tampoco vio problema en los empastes de este material. En España, la Dirección General de Salud Pública y Alimentación de la Consejería de Sanidad y Consumo de la Comunidad de Madrid considera consecuente actuar con prudencia y limitar su uso.
En cambio en los países nórdicos Suecia, Noruega y Dinamarca está prohibida desde el año 2008.
A partir de enero del 2018 el Consejo de la Unión Europea prohibirá las amalgamas de plata en pacientes menores de 15 años y mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
Por el contrario existen numerosos grupos que reclaman la prohibición de este material, y demuestran en otros estudios que las personas con amalgamas tienen al menos dos veces más vapor de mercurio en la boca y el doble de mercurio en sangre y cerebro comparado con personas sin amalgamas, como afirma el Dr. Joseph Mercola de Terapia Holística. Se puede obtener más información en la Web www.mercuriados.org donde avisan que ” al menos se debería advertir del riesgo que supone este tipo de material dental y apelar al Principio de Precaución.»
Como se puede apreciar, existe controversia con este tema.
La bioacumulación es el proceso de almacenamiento de sustancias químicas en organismos vivos de forma que estos alcanzan concentraciones más elevadas que en el medio ambiente o en los alimentos. El mercurio se encuentra en el aire que respiramos, comida (pescados, mariscos) y amalgamas. Aunque en la mayoría de los casos no se aprecian síntomas, si hubiera una intoxicación por acumulación de este metal el paciente notaría ansiedad, irritabilidad, pérdida de memoria, dolores de cabeza y fatiga.
Lo que sí se ha comprobado es que estas amalgamas en condiciones térmicas mayores de 40º-60º hacen que se evaporen gases tóxicos de mercurio. Cuando metemos en la boca alimentos o bebidas calientes, o cuando retiramos un empaste con la turbina por la fricción, se produce ese vapor que entra dentro del organismo.
Existe un protocolo internacional de seguridad para la retirada de amalgamas. El objetivo final es evitar la aspiración e inhalación del vapor de mercurio así como deglutir componentes metálicos.
Se aconseja un aislamiento de los dientes afectados con un dique de goma para que los restos levantados no caigan dentro de la boca, que generarían desde ese momento una gran toxicidad, pasando directamente al sistema digestivo del paciente.
Las fosas nasales deben ser protegidas y los operadores usamos una máscara especial para no inhalar el vapor generado. El gabinete donde se realicen estas medidas tiene que estar correctamente ventilado, incluso con una ventilación extra que mueva el aire.
En cuento al operador, usará fresas de baja fricción que no sobrecalientan la amalgama, irrigando con spray de agua, evitando llegar a los 40º-60º, y aspirando con dos aspiradores, uno para el agua, y otro de caño más grande para el vapor.
Como última medida paciente y operadores se cubren con batas especiales para que no se depositen en sus ropas los restos metálicos.
En cuanto a los residuos que se van por la aspiración del sillón dental no existe regulación específica para las clínicas dentales en España, ya que la cantidad de mercurio residual por clínica es muy pequeño (31gramos/año), pero si pensamos en todas las clínicas en conjunto, no lo es tanto.
Después de la retirada de amalgamas con mercurio el paciente debe beber mucha agua, tomar alimentación rica en selenio (nueces de Brasil, almendras, anacardos), vitamina C (fresas y cítricos), E (espinacas cocidas, semillas de girasol) y aminoácidos ricos en azufre (ajo, cebolla, lentejas) para ayudar a la eliminación de mercurio por heces, sudoración y orina.
Seguro que existe parte de la población sensible con este tema
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